El Huesca cumple este año su segunda campaña consecutiva en la categoría de plata del balompié nacional, en donde se pelea contra escuadras superiores en presupuesto. De hecho, sólo el Real Unión de Irún se atreve a discutir con los altoaragoneses sobre quién es el que menos dinero tiene en Segunda. A pesar de eso, el Huesca lucha frente a sus enemigos, teóricamente superiores, con la enorme ilusión y el firme compromiso que muestran sus futbolistas en cada partido, fundamentalmente en los encuentros de casa, al calor de la hinchada de El Alcoraz. En este ejercicio 2009/2010, hasta la fecha, no está teniendo demasiada fortuna con los resultados y le está costando arrancar más de la cuenta al combinado azulgrana.
No fue así en su estreno, en el pasado curso futbolístico 2008/09. El novato, el Huesca, se merendó a muchos de sus rivales en la capital oscense y asombró además con el descaro que mostraba sobre la hierba un equipo dirigido en la pizarra por Antonio Calderón y manejado entonces en el campo por Luis Helguera, Sastre, Camacho o Rubén Castro. Incluso el Huesca estuvo a punto de llevarse el derbi aragonés ante el Real Zaragoza, con más de 5.000 oscenses en las gradas de
Pero el segundo año siempre es más complicado. Y a tal expectativa se está ciñendo el guión de esta nueva campaña. El Huesca ya no es un desconocido en Segunda y los recursos económicos disponibles han limitado la capacidad de maniobra del club en el mercado veraniego de fichajes. Las bajas han sido importantes, la dupla Rubén Castro-Roberto García es historia y tampoco está en la portería Eduardo Navarro, y los fichajes en la parcela ofensiva están resultando insuficientes. Se anuncian incorporaciones para el plazo de altas que se abre ahora en Navidad, y el Huesca debe afinar bien en esos pequeños retoques que consoliden a un bloque que juega bien, que llega a controlar muchos partidos, pero que suele caer ante la eficacia rematadora de un rival con mayor poderío en la línea de vanguardia. El extremo Paco Gallardo, un ex del Sevilla con 118 encuentros en Primera a sus espaldas, será el próximo en vestir de azul y grana.
Mientras tanto, en la calle, la actualidad de su equipo y sus problemas clasificatorios son tema frecuente de debate. Al fin y al cabo, esos comentarios y esa verborrea no dejan de ser, en todas las ciudades y pueblos, la salsa del fútbol. Hoy día, en Huesca, la afición más sólida trata de empujar a aquellos que se sienten apesadumbrados por la situación actual del Huesca o de minimizar a los que son críticos con la gestión del club.
Lo de siempre, si los goles llegan cada fin de semana, no peligrará la unidad de la masa social altoaragonesa, por otra parte, uno de los principales factores en el éxito del proyecto azulgrana. Los otros factores que han posibilitado que el Huesca se haya plantado en Segunda (algo siquiera imaginable hace apenas cuatro años) habría que buscarlos en el excelente rendimiento deportivo y en la labor de Agustín Lasaosa, Raúl Ojeda o Petón en la confección de un buen equipo optimizando al máximo los recursos disponibles. En ellos, en los artífices de lo conseguido hasta ahora, recae la responsabilidad de gestionar los fichajes este invierno y conducir de ese modo al Huesca hasta la salvación en Segunda. Si jugaran los presupuestos, el Huesca ya debería estar en Segunda B. Como no es así, como el fútbol ofrece la ‘chance’ de subirse a las barbas del poderoso, la ilusión y la devoción por los colores azulgranas se mantiene firme en cada rincón del Alto Aragón.
FUENTE GRÁFICA: DIARIO DEL ALTOARAGÓN